Las historias más tristes en Ciudad Universitaria se escriben de noche y desde los 11 pasos. Pumas quedó eliminado de la Copa Libertadores de América ante Independiente del Valle, de Ecuador, que enfrentará a Boca Juniors en semifinales.
Ciudad de México, 25 de Mayo (SinEmbargo/AS México).– Una vez más, como en la eliminatoria ante River Plate, la figura de la serie fue Daniel Librado Azcona, guardameta de Independiente, quien detuvo el disparo de Sosa desde el manchón penal, acción que definió la suerte de Pumas.
Paradójico, porque Sosa con dos grandes disparos en ese mismo arco, había puesto adelante a Pumas, pero falló desde los 11 pasos y no pudo redondear una noche que pudo ser histórica para el Club Universidad Nacional.
La suerte de Pumas estaba echada desde el primer partido, allá en Quito, cuando tuvo su peor actuación en la Copa Libertadores, y si no se trajo una goleada en contra fue porque un poste y una brillante atajada de Palacios lo impidió.
Pumas comenzó a perder el encuentro desde el volado inicial, porque para aquellos que creen en las supersticiones y las cábalas, no pasó desapercibido que Universidad atacó por primera vez de sur a norte, como no lo había hecho en sus cuatro anteriores partidos de la Copa.
Objetivamente, el planteo del sobebio Guillermo Vázquez no fue lo suficientemente agresivo esta noche para atacar a un equipo que dejó de ser la sorpresa de la Copa y ya es toda una realidad.
Independiente del Valle nunca salió a cuidar la ventaja que obtuvo en su cancha. El cuadro ecuatoriano salió a tacar y creó las primeras ocasiones de gol del encuentro. Antes de los 10 minutos, ya habían puesto en predicamento en dos ocasiones la meta de Pumas, que no sabía cómo empezar a atacar a la visita.
Entonces llegaron los goles de Sosa, idénticos, pero en lugar de incentivar el ataque de Pumas, los universitarios se atoraron en la media cancha y crearon pocas llegadas en la primera parte, salvo la que falló Herrera en los minutos finales.
Las gotas de lluvia que cayeron a principio del segundo tiempo no presagiaron nada bueno en el Coloso del Pedregal. A pesar de contar con un hombre más por la expulsión de Luis Ayala al minuto 56, Pumas nunca pudo abrir el cerrojo que planteó el técnico uruguayo Pablo Repetto. El ataque universitario se volvió lento y predecible. Con muchos centros y poca precisión.
Y entonces llegó el gol de Independiente. Que comenzó con una jugada en su propio terreno, cuando Pumas no pudo tapar la salida de los ecuatorianos, que iniciaron un contragolpe por su banda izquierda que fue detenido por Fidel Martínez, que se ganó el cartón amarillo y produjo el tiro libre que culminó con el gol que decretó los penales.
En el Olímpico, nadie lo podía creer. La cara de incredulidad de los aficionados lo decía todo y la confianza que se respiraba antes del partido, se diluía a pesar de los cantos.
Porque el “¡Como no te voy a querer!”, el “¡Venga Palacios!” y el ¡”’Pikolin’ ‘Pikolin’”! trató de impulsar a los de azul y oro, pero de nada sirvió.
La nueva hazaña de los ecuatorianos se escribió con la “A”, de Azcona. El arquero paraguayo, naturalizado ecuatoriano, se volvió a convertir en el héroe de este equipo que aspira a ser el Leicester de Sudamérica.
Los jugadores de Independiente sacudieron las redes en cinco ocasiones. Pumas sólo en tres. Y aunque el “Olé, olé, olé, Sosa, Sosa” se dejó escuchar y sus compañeros lo cobijaron cuando regresó cabizbajo al centro de la cancha, el jugador argentino terminó convirtiéndose en el villano de la noche.
El “¡Puso huevos, Independiente puso huevos!” que entonaron unos 200 aficionados de Independiente, en su mayoría con la camiseta amarilla de su selección, sonó fuerte en Ciudad Universitaria, mientras los directivos del equipo visitante, encabezados por su propietario, Michel Deller y el presidente Franklin Tello, junto a sus familiares, bajaron a celebrar al centro de la cancha del Olímpico.
Mientras las tribunas se vaciaban y por ahí se escuchaba alguna que otra Goya desangelada, el nuevo presidente de Pumas, Rodrigo Ares de Parga, bajó a felicitar a su homólogo ecuatoriano.
Con el estadio vacío y la eliminación de Pumas consumada, la bandera de Japón que ondeaba en la pantalla del estadio, resultó una broma de mal gusto.